En 1997 Clayton M. Christensen, profesor de Harvard, publicó su libro El dilema del innovador, en el que acuñó el término innovación disruptiva por primera vez. La búsqueda de una idea disruptiva, señala el autor, es llevada a cabo por mipymes que buscan desarrollar algo nuevo. Algo poco costoso de producir e incluso barato para el cliente, con el fin de obtener un lugar en el mercado en el que se insertan.
Por su parte, Luke Williams, conferencista especializado en innovación disruptiva, sostiene que el análisis de información, a la hora de buscar una idea disruptiva, aporta el 50 % de la idea innovadora, mientras que el otro 50 % debe salir de la imaginación.
Por lo tanto, una forma de alcanzar y mantener el éxito empresarial está en “reiniciar la mente”. En aplicar un pensamiento disruptivo. Es decir, en romper con lo convencional, dejar un espacio importante a la imaginación y mantener la mente abierta, para no descartar ideas “locas”.
Sin duda, se trata de un reto para el empresario y para su equipo. Porque generar una idea disruptiva no es simple; aunque cuando se logra podemos estar tentados a decir, ¡qué obvio!
Pero antes de continuar, señalamos que esta entrega es la continuación del artículo Ideas innovadoras y disruptivas. ¡Pasar a la acción!, por lo que un vistazo al mismo puede ser interesante, previo a esta lectura. Lo que no es, por supuesto, condición para continuar…
¿Cómo transformar una oportunidad en una idea disruptiva?
Antes de responder a esta pregunta, comentamos los hábitos que deben tener las personas disruptivas. Es decir, las personas dispuestas a reiniciar su mente.
Según el escritor, empresario y conferencista Isra García, las personas disruptivas tienen ciertos hábitos clave. Tres de ellos son:
- Son “maniáticos” de los detalles insignificantes.
- Tienen una rutina única propia, que pueden seguir de manera lógica dentro de un caos, cuando se los ve de desde afuera.
- Aceptan que cualquier cosa puede ser posible. También que todo es importante.
Transformar una oportunidad en una idea disruptiva
Para Luke Williams, se trata de un proceso difícil. Existen ciertos obstáculos que dificultan el éxito del proceso de transformación. Veamos 3 de esos obstáculos:
Primero: empresario y equipo sin enfoque
“Los equipos e individuos se sienten abrumados, desorientados y sin enfoque”.
Luke Williams
Este suele ser el resultado directo del enfoque tradicional centrado en técnicas como la “lluvia de ideas” (brainstorming). No le quitamos méritos a este tipo de técnicas, pero no aplican cuando estamos en la búsqueda de una idea disruptiva. Por supuesto, no podemos decir que esto es taxativo, ni nada por el estilo.
Pero el problema de esta forma de acercamiento es que no se plantea la diferencia entre lo que es generar muchas ideas y captar ideas de calidad.
Como consecuencia, puede pasar que un brainstorming deje al equipo abrumado y hasta desorientado. En principio, paralizados por la posibilidad. En tal sentido, si queremos que nuestras ideas tengan un efecto disruptivo, necesitamos ir más allá, debemos adoptar un enfoque preciso.
Segundo: organización con pensamiento tradicional
Muchas organizaciones aún piensan en términos de productos, servicios e información, pero cada uno por su lado. Pues resulta que la ventaja realmente se obtiene cuando nuestra idea disruptiva es una mezcla de esos 3 componentes: producto, servicio e información.
Por ejemplo, un caso citado por Luke Williams es el de una botella de vino. ¡Un producto antiguo, ciertamente! Pues una botella de vino puede obtener una identidad dinámica, para ofrecer más funcionalidad.
Es el caso de las botellas de vino Sangiovese, que buscan educar al consumidor; le invitan a conocer más sobre la gente y sobre los procesos que lo han fabricado. Es decir, quiere convertirlos en al menos:
- Agentes de venta voluntarios.
- Críticos de vino.
- Creadores de opinión entre sus amistades.
Por lo tanto, surge una “relación profunda” entre el consumidor y la botella. Observe que es una relación entre el producto, el servicio y la información, que es más importante que los detalles de cada uno por separado.
Tercero: falta de aterrizaje
Existen organizaciones en que la mayoría de ideas nunca llega a articularse, no se pasa a la acción. Todo se queda en el “aire”. Las ideas se discuten, se analizan, pero se concretan poco.
Entonces es claro que hay que vencer el obstáculo de la falta de concreción. Es decir, hay que concretar las ideas tanto como sea posible.
En fin, existen obstáculos que dificultan el éxito del proceso de transformación de una oportunidad en una idea disruptiva. Saber que existen es un primer paso para superarlos y poder avanzar.
¿Cómo superamos estos obstáculos?
En primer lugar, al haber identificado y descrito con precisión una oportunidad, hay que pasar a desarrollar ideas para ejecutarla.
Una forma es empezar por dividir la oportunidad descrita en partes. Luego, analizar cada una de las partes con un enfoque nuevo, para centrar así la creatividad.
En segundo lugar, es obligatorio desarrollar hábitos para buscar ideas alternativas y evitar la aceptación inmediata de soluciones más obvias. La visualización de ideas disruptivas a menudo se encuentra en la periferia. Es decir, en categorías análogas que no siempre compiten entre sí.
En el caso mencionado de la Wii de Nintendo (en el artículo Ideas Disruptivas), cuyo controlador integra los movimientos de la persona con el videojuego, la “inspiración” no tuvo origen en otros videojuegos:
- La idea surgió de una fuente que no guarda relación con los videojuegos, sino del “chip de los acelerómetros” que regulan los airbags de los coches. Como sabemos, los airbags responden al cambio brusco.
- En Nintendo se preguntaron si sería posible combinar el acelerómetro con el controlador manual de los videojuegos. Una pregunta interesante, sin duda.
- Decidieron probar qué sucedía si el controlador se movía como una raqueta de tenis, y si el “yo virtual” en la pantalla podría moverse de la misma manera.
Documentar las ideas es clave
Es importante tener claro que hablar de ideas sin documentarlas y precisarlas, las hace abstractas. Es decir, difíciles de comprender y hasta de recordar.
Por lo tanto, para evitar este error debemos documentar las ideas de la mejor manera posible: con palabras, imágenes y prototipos de baja fidelidad.
¿Cómo podemos abordar esta tarea? Pues lo podemos hacer utilizando un formato, con secciones como las siguientes:
- Nombre de la idea. Ponerle nombre a la idea es el primer paso. Lo mejor es elegir un nombre que la represente bien y la haga destacar, por lo que debe ser corto, memorable y creíble. Un punto importante es que sea fácil de pronunciar. ¿Qué opinas de los nombres como: BlackBerry, PayPal, FedEx, etc.?
- Descripción. El siguiente paso es describir la idea asignando una etiqueta, decir para quién es (usuario y cliente), por qué les interesaría (beneficio). Un ejemplo típico es el siguiente: sistema de música digital que permite llevar más de 1 000 canciones en el bolsillo, mediante la sincronización del dispositivo con una tienda de música online (iPod).
- Diferenciación. Es importante destacar las diferencias entre nuestra idea disruptiva y cualquier otra idea competidora. La manera en que se diferencie nuestra idea debe ser valorada y relevante para los clientes potenciales.
- Visualización. Como una imagen vale más que mil palabras, nuestra idea disruptiva necesita ser visual. Es clave que se vean sus componentes, características y funcionalidades. Hay que mostrar cómo es su uso, cómo ayuda a resolver la tarea que involucra la idea. Solo indicar las características no es suficiente.
Para finalizar…
En este tercer artículo sobre ideas innovadoras y disruptivas, quisimos mostrar algunos elementos para transformar una oportunidad en una IDEA disruptiva. Y tal como lo señalamos, no es una tarea fácil. Requiere conocimiento, práctica, imaginación, pasión por los cambios, disposición a enfrentar retos y a pensar en forma disruptiva.
Por otro lado, es importante destacar que existen al menos 3 elementos que hacen que una innovación sea realmente disruptiva. Estos son los siguientes:
- Ofrece al usuario o consumidor una respuesta a una necesidad no satisfecha por el mercado. Y lo hace de manera disruptiva.
- Se basa en un modelo de negocio sostenible. Si no lo es, no es innovación realmente.
- Emplea una tecnología innovadora que ofrece al producto una ventaja difícil de igualar o copiar, al menos por un tiempo.
En fin, como señalamos en el artículo previo, lo que aquí presentamos es menos que la “punta del iceberg”. Es una introducción, con el propósito de ilustrar y motivar a empresarios mipymes y a emprendedores sobre este importante tema, basándonos en las propuestas e ideas de expertos como Luke Williams, entre otros.
Por ser de relevancia, en una próxima entrega nos centramos en cómo probar y vender una idea disruptiva.
Para finalizar, queremos reiterar que con una idea disruptiva podemos lograr ventajas competitivas, e inclusive, pasar a “océanos azules”, sin competencia.
Por lo tanto, fomentar el pensamiento disruptivo debe ser parte de la cultura de la empresa y de la creación de valor intangible.
¡Muchas gracias por leernos!