Estarás de acuerdo en que el recurso más importante en una empresa son las personas, siempre que estén alineadas con las competencias clave en la empresa y que demande la organización. El estar alineadas impacta de manera definitiva la eficiencia y productividad. ¡Bienvenidos a una nueva entrega sobre gestión de empresas y mejora continua!
¿Por qué hablar de las competencias clave en la empresa? – Es un tema que cobra cada vez más fuerza, pues el éxito de una organización depende de qué tan alineado esté el equipo con las mismas. Esto determina en gran medida, además, la cultura organizacional.
Por otro lado, conocer las competencias clave que demanda la empresa, es una guía para determinar qué tipo de talento humano requieres. Y así lograr las expectativas y objetivos en el corto, mediano y largo plazo.
Sin duda, el paso exitoso de una empresa por las etapas está condicionado por la forma en que se gestionan las fortalezas y debilidades de la organización. Siendo las personas, un pilar fundamental en tal sentido.
La cultura de una empresa
Los valores, declarados o no, conforman la base de la cultura empresarial. Toda organización cuenta con una serie de valores, que la caracterizan y diferencian de las restantes. Son parte del “lenguaje” que define la dinámica del equipo y su accionar diario.
En la práctica, ninguna empresa exitosa comienza por definir cómo será su cultura empresarial. La realidad es un poco más “dura”.
Muchas empresas exitosas comienza con una idea, que se desarrolla con muchos altibajos, hasta que logra “despegar”. En algunos casos, es una apuesta del emprendedor, quien con sus competencias y entusiasmo hace posible a la empresa.
Así que la cultura de una empresa se crea o se construye por la interacción entre los involucrados. A partir de la acción diaria entre los socios o entre el emprendedor y su pequeño equipo, con el que inicia el tránsito por las etapas.
Sin embargo, en algún momento de ese transitar, en la puesta en marcha de la empresa, se formalizan los elementos que la definirán. Estos son:
- Misión
- Visión
- Valores
- Estructura organizativa
Modelo de áreas funcionales
En nuestro modelo de áreas funcionales, estos puntos son abarcados por “dirección estratégica” y por “estructura organizacional”. Siendo en esta última en la que se abordan las competencias clave en la empresa.
Cada uno de estos elementos es objeto de revisión, sobre todo cuando el empresario aún no tiene total claridad de cómo y hacia dónde apunta su empresa.
De hecho, la misión y visión deben ser revisadas y ajustadas constantemente, según sea la situación del sector en que esté la empresa. Hay casos en que un cambio en la legislación, por ejemplo, implica ajustes importantes en la organización.
Competencias clave en la empresa, para alcanzar el éxito
El término “competencias core” o competencias clave, surge en los años 90 gracias a los aportes de Prahalad y Hamel, quienes lo proponen para referirse a las habilidades y actitudes que determinan la ventaja competitiva de una organización, siendo vinculadas a la estrategia.
Estas competencias organizacionales deben “estar” en todos los colaboradores de la empresa. Deben ser practicadas y mejoradas en todos los niveles “jerárquicos” o equipos de trabajo.
Las competencias clave funcionan como indicadores para medir la eficiencia de la empresa.
Un empresario bien enfocado en su empresa, según la etapa en que se encuentre, definirá las competencias clave necesarias para avanzar. Por lo que es una herramienta que ayuda a definir objetivos y conocer cuáles son las áreas en las que dedicará el esfuerzo.
Cuando el empresario logra definir tales competencias, podrá seleccionar el talento humano con mayor probabilidad de éxito. Pues tales competencias clave funcionan como guía para la gestión de su equipo de trabajo.
Por ejemplo, si decides que una de tus competencias clave sea el servicio de atención al cliente, un requisito para todo miembro del equipo debería ser la capacidad relacionarse, escuchar y satisfacer las necesidades de los clientes.
Competencias clave de la empresa en el siglo XXI
En el paso por las etapas, el empresario irá definiendo las competencias clave de la empresa. ¡Aunque nunca haya leído o hablado del tema en forma explícita! Si tienes una empresa, de una u otra forma, lo has estado haciendo.
Con su accionar, y según el tipo de empresa y el sector al que pertenezca, la empresa requerirá ciertas competencias clave. Cuando el empresario las entiende, avanza con más seguridad.
Luego, todo el equipo deberá estar alineado con dichas competencias. Solo así la empresa avanzará con buen pie por las etapas. Con buen pie y a la velocidad apropiada.
Acá vale la pena mencionar lo que definimos como “foco” en el índice de eficiencia empresarial:
Un buen foco es el resultado de aplicar la misión, visión y valores, de manera permanente. Además de ello, una razón de hacer las cosas o el “por qué” de las mismas.
Tener foco es también una competencia de la empresa, que se reflejará si la tiene el empresario – y todo su equipo – para evitar la pérdida de esfuerzos en acciones sin impacto en los objetivos.
Si el empresario y sus colaboradores tienen “foco”, las competencias clave de la empresa se desarrollan con éxito.
1. Habilidades sociales
Dentro de las competencias clave con las que debe contar una organización en el siglo XXI se encuentra las habilidades sociales.
La competencia que tengan los colaboradores para persuadir e influenciar en el entorno de la empresa, permitirá desarrollar estrategias de mayor alcance. Además de enfocar los esfuerzos en cumplir los objetivos de la empresa.
Como sabes, hoy en día todo está conectado. Lo que hace que la información fluya de manera rápida. Esto implica que, entre otras cosas, las habilidades sociales sean un elemento esencial.
Dentro de las habilidades sociales está, por ejemplo, la capacidad del trabajo colaborativo. Un equipo que aplica el trabajo colaborativo produce sinergia, un extra que aporta valor para la empresa y para el cliente.
Vale la pena en este punto acotar que la administración de empresas tradicional (análisis, planificación y control) está quedando obsoleta. La dinámica actual demanda en muchos casos, que los colaboradores tenga un poco de lo que denominan ADN troyano.
Cada miembro debe ser, en tal sentido, un líder con convicción. Auténtico. Comprometido con su equipo. Dispuesto a tomar decisiones, siempre en búsqueda de soluciones que permitan y mejoren el desarrollo de la empresa.
2. Inteligencia colectiva
Cada colaborador debe ser capaz de pensar por sí mismo y a la vez, generar ideas para aportar al equipo de trabajo.
La inteligencia colectiva es un proceso de apoyo mutuo y de colaboración, para la resolución de problemas por parte de un grupo con intereses comunes.
“Dos cabezas piensan mejor que una”. Esto implica libertad en el desenvolvimiento del rol y una comunicación abierta en el ambiente de trabajo. Los supervisores o jefes deben asegurar una relación horizontal. Brindar confianza y saber escuchar. Solo así fomentarán la colaboración y el apoyo mutuo.
Con la “inteligencia colectiva”, se busca generar soluciones y propuestas a partir del pensamiento grupal. Por lo que cada individuo tiene para la organización, un valor que, a su vez, lo compromete con la empresa.
Una empresa con habilidades sociales e integración sinérgica del equipo de trabajo, tiene competencias para afrontar los retos el siglo XXI.
3. Social networking
Estamos en la era de la conectividad. En tal sentido, hay que dominar el social networking.
En términos generales, el social networking es la práctica de ampliar el negocio, mediante conexiones con personas afines, a través de las redes sociales.
Como sabes, dependiendo de la red social, cualquier persona puede ponerse en contacto con otra con unos pocos clics.
El social networking necesita 2 recursos para obtener resultados: hablar y escuchar. No solo se trata de unirse a grupos afines para compartir contenidos (ya sean propios o ajenos).
Hay que generar el máximo engagement posible con los seguidores tanto publicando contenido de interés como escuchando sus dudas y respondiendo a lo que comentan. Esto garantizará un mayor éxito con el social networking.
Una empresa con habilidades sociales, integración sinérgica del equipo de trabajo y dominio del social networking, tiene competencias para afrontar los retos que le impone el siglo XXI.
4. Cultura de innovación
Cultura de innovación es una expresión común, pero que puede crear “temor” al empresario o colaborador. La buena noticia es que puede cultivarse sin dificultad, desde las primeras etapas.
La dinámica en muchos sectores demanda, para mantenerse a flote, que las empresas se reinventen y ofrezcan nuevos productos y servicios. Por ello, una cultura de la innovación es una competencia clave para la empresa.
Esto es parte del área funcional que denominamos “gestión de la innovación”. Si bien como área, difícilmente podrás desarrollarla en las primeras etapas de la empresa, no significa que no puedas introducir la cultura de la innovación de manera temprana.
Dos maneras de fomentar la innovación son, por un lado conformar equipos de trabajo con perfiles diferentes. La diversidad de puntos de vista o perspectivas diversas es necesaria para la innovación. Y por otro, dar capacitación en innovación, para desarrollar en la gente una “lectura innovadora”. Solo así tus colaboradores podrán “ver” más allá de lo evidente, lo que permitirá desarrollar productos y servicios según las necesidades reales del cliente.
Una empresa con habilidades sociales, integración sinérgica del equipo de trabajo, dominio del social networking y cultura de innovación, afrontará con éxito los retos que le impone el siglo XXI.
Resumen
Con las competencias clave identificadas, el empresario puede gestionar su equipo de trabajo para el logro de los objetivos, pues estas funcionan como guía para la gestión del talento humano.
Estas competencias deben estar alineadas con las habilidades, actitudes y conocimientos de los colaboradores. Pues solo así, la empresa avanzará con buen pie por las etapas, aprovechando al máximo el esfuerzo.
Las competencias básicas en toda empresas deben apuntar a tener foco, habilidades sociales y de trabajo colaborativo, así como el desarrollo de relaciones a través del social networking, y una cultura de innovación.
Estas competencias se alinean con nuestro índice de eficiencia empresarial, que es un método práctico para conocer “dónde está la empresa” y así planear acciones para ir a una situación deseada.
Para finalizar, ¿has identificado las competencias de tu empresa?, ¿cuáles estás desarrollando?, ¿qué otras competencias agregarías a las comentadas?, ¿está tu equipo alineado con ellas?
Gracias por leernos. ¡Hasta la próxima entrega!