Muchas organizaciones dedican recursos y esfuerzo a buscar ventajas competitivas mediante cambios graduales en sus productos y servicios. Sin embargo, en la actualidad existe una alternativa más impactante: las ideas disruptivas.
En buena parte de los casos, el empresario elige el cambio gradual porque es el que favorece a su modelo de negocio. Pero suele ocurrir que en poco tiempo sus clientes se marchan, por un producto o servicio nuevo e innovador. ¡Que nadie vio venir!
Algunos expertos, como Luke Williams, sentencian que diferenciarse por la innovación gradual y no por la innovación disruptiva es ¡diferenciarse para quedar fuera!
En este sentido, hay sectores en que las empresas no pueden esperar, porque la competencia directa e indirecta representa un riesgo constante. Así que deben proponer cambios atrevidos. Es decir, deben diferenciarse para encontrar la manera de ser únicas en lo que hacen.
Es claro que encontrar la manera de ser únicos en lo que hacemos, no es fácil. Es un reto que nos exige que cambiemos 2 cosas:
- Nuestro modo de entender la competencia.
- Nuestro modo de entender el negocio en el que estamos.
“La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo”. Alan Kay
Ideas disruptivas: ¿qué pasaría si…?
Disruptivo es un término que procede del inglés disruptive. Este se utiliza para nombrar a aquello que produce una ruptura brusca. En general, el término se utiliza en un sentido simbólico. Es decir, para hacer referencia a algo que genera un cambio importante o determinante.
El reto es ser capaces de sorprender al mercado con soluciones inesperadas, que activen emociones.
Esto implica que el empresario y su equipo debe ser capaz de idear una estrategia poco convencional, que dé un paso adelante respecto a la competencia. Además, capaz de superar las expectativas del cliente. En esto consiste pensar y generar ideas disruptivas.
Por otro lado, sin duda estaremos de acuerdo de que el mundo cambia con mayor rapidez cada día. Por lo tanto, es clave desarrollar la capacidad de imaginar las cosas como nunca fueron. En este sentido, hay una pregunta fundamental: ¿qué pasaría sí…?
Esta pregunta nos permite formular hipótesis disruptivas. Y lo sustancial es hacernos una predicción poco probable o una “provocación descabellada” frente a la pregunta.
Por ejemplo, es una predicción razonable decir: si cargo la batería, el móvil funcionará. Pero otra cosa es preguntarnos: ¿qué pasaría si el móvil funcionara sin batería ?
Predicción versus provocación (ideas disruptivas)
Es interesante distinguir la diferencia entre la predicción y la provocación. Esta diferencia es la que se da cuando vemos las cosas como son y preguntamos “¿por qué?”. Para luego imaginar las cosas como nunca han sido y preguntamos: ¿qué pasaría si?.
Por ejemplo, en moda podría preguntarse: ¿qué pasaría si vendiéramos calcetines en un juego de 3 (y no en 2 por pares) en que ninguno fuera igual al otro? Pues ya alguien se lo preguntó, la empresa Little Miss Matched.
En tal sentido, la clave es entender que las innovaciones, revolucionarias en su momento, empezaron con una hipótesis disruptiva. Y en muchos casos partieron del intento de responder a la pregunta ¿qué pasaría si…? Por supuesto, de una manera atrevida y hasta descabellada.
Toma un caso y formula una hipótesis. Luego imagina ideas descabelladas. Es solo para ejercitar la provocación…
Pensar de manera disruptiva
En fin, aprender a pensar de manera disruptiva demanda conocer 3 elementos según Luke Williams. Estos son:
Primero: ¿dónde queremos que se produzca la innovación?
Cuando hayamos definido la situación – en el sector, segmento o categoría en que queremos innovar – conviene que nos preguntemos: ¿cómo podemos irrumpir con una solución inesperada? ¿Con una solución que nadie imagine?
Por ejemplo, si tuviéramos un restaurante en Madrid o Lima, podríamos describir nuestra situación así: ¿cómo podemos irrumpir (en el sector servicio, en el segmento restaurantes, en la categoría restaurantes de lujo) ofreciendo una solución inesperada?
Segundo: ¿cuáles son los “clichés”?
Este punto es importante, pues se trata de identificar ideas que influyen en cómo se entiende un sector.
Los “clichés” determinan la manera en la que la gente entiende y, en particular, se comporta en un determinado ámbito. Se refiere a una frase, expresión, acción o idea usada en exceso.
Por ejemplo, tomemos el caso del sector multimillonario de los videojuegos. Como sabes, en las videoconsolas dominaban – una parte importante del mercado – 2 gigantes: Sony con su PlayStation y Microsoft con su Xbox. Ambas empresas se guiaban por clichés. Veamos los principales:
- Primero, que el mundo se divide entre quienes son fanáticos de los videojuegos y los que no lo son.
- Segundo, que a los fanáticos solo les preocupan los chips más rápidos y los gráficos más realistas.
- Tercero, que las videoconsolas son costosas.
- Y por último, que la gente disfruta de sus videojuegos sentada. Solo los dedos de sus manos se ejercitan.
En tal sentido, estarás de acuerdo que estos eran parte de los clichés en el sector de los videojuegos, ¿cierto?
¿Qué pasó en el sector? Pues vino Nintendo y sacudió todos estos clichés. Introdujo la Wii de Nintendo, relativamente barata, sin disco duro, con poca conectividad y baja velocidad de procesador …
Aun así logró convertirse en tiempo récord en la favorita de los consumidores. Y el logro fue gracias a su innovador control que integra los movimientos del jugador en el juego. Es decir, ¡el jugador ya no estará inmóvil moviendo solo sus dedos! ¿Acaso no es una idea disruptiva?
¿Qué fue lo que hizo Nintendo? Pues llevó la consola a un segmento gigante (un océano azul), que nunca se veía como fanática o usuaria de videojuegos.
Tercero: ¿cuáles son nuestras hipótesis disruptivas?
Elaborar la lista de clichés es clave para pasar a las hipótesis disruptivas. Trabajar con el equipo es importante aplicando técnicas que nos ayuden a dar forma a las ideas.
Con la lista de clichés que dominan en nuestro sector, el siguiente paso es desafiar o provocar al “statu quo”. Los clichés deben moverse en todas las direcciones para descubrir qué elemento podemos introducir para un cambio disruptivo. Por ejemplo, si el cliché es una acción, debemos buscar la opuesta.
Podemos ver un ejemplo en el sector de los refrescos, en el que dominan los siguientes clichés:
- los refrescos son baratos y tienen un buen sabor;
- se promueven como reflejo de un estilo de vida.
En este caso, podemos pensar o movernos en dirección contraria, lo que implicaría, por ejemplo:
- los refrescos no son baratos, son caros;
- tienen un sabor poco agradable, y
- no promueven un estilo de vida.
¿Qué te sugieren estos 3 elementos…? Pues parece que esto fue lo que se plantearon los creadores del Red Bull.
No se ocuparon por tener un buen sabor; el precio es alto respecto a las bebidas más populares y tampoco su marketing pretendía reflejar cierto estilo de vida. Lo que transmitieron fue que Red Bull nos puede dar energía cuando la necesitemos. ¿Interesante este enfoque, no?
Método de la negación
Para generar ideas disruptivas con base en hipótesis disruptivas, podemos utilizar el método de la negación para romper los clichés.
Esto no es más que negar algunos de sus aspectos clave. Por ejemplo, en el sector del alquiler de coches, los clichés dominantes eran en algún momento:
- El ver al cliente cara-a-cara.
- Rellenar mucho papeleo.
- Alquilar por días completos.
Ahora bien, ¿qué pasaría si no fuera necesario ver al cliente cara-a-cara, si él no tuviera que rellenar papeles y si le alquiláramos por horas? Bueno, la respuesta la encontró la empresa Zipcar.
Método de la ampliación a escala
Una alternativa a las indicadas para formular hipótesis disruptivas es la ampliación a escala.
Si lo piensas, la mayoría tenemos un sentido muy desarrollado del tamaño y de las “proporciones” naturales de lo que nos rodea. Por lo tanto, cuando en una situación dada los elementos están desproporcionados, eso nos llama la atención.
Hacer lo necesarios para convertir lo escaso en abundante, lo caro en barato o viceversa, puede impactar la percepción de la gente. Con ello podemos hacerle ver una situación de manera distinta. Por lo que es otra forma de crear hipótesis disruptivas para innovar.
Para finalizar…
Por ahora dejaremos este interesante tema sobre las ideas disruptivas hasta aquí, con el compromiso de que publicaremos otras entregas en breve.
En esta entrega hemos hecho una introducción, pues el tema es muy amplio. Y sobre todo importante en el mundo actual, que se mueve cada vez con mayor rapidez. En la próxima entrega nos adentramos en cómo pasar a la acción.
Por supuesto, con ideas disruptivas lograremos ventajas competitivas y capacidad de innovación. Por lo cual, el fomento del pensamiento disruptivo debe ser parte de la cultura de la empresa y de la creación de valor intangible.
Sin duda, esto es parte de una gestión exitosa, por lo que todo empresario mipyme debe dedicar tiempo al trabajo creativo con su equipo.
En este contexto, la creatividad – principio de la disrupción – es la habilidad de pensar el mundo de forma diferente. Es decir, pensar de forma clara, abierta y nada trivial, evitando los muros que pueden crearnos el conocimiento y las experiencias propias. En tal sentido, te invitamos a pensar en forma disruptiva… ¡Muchas gracias por leernos!