Abonar un precio por pasar un buen rato delante de una pantalla está siendo habitual en la actual era de internet. Plataformas de contenido audiovisual, portales de música e incluso algunas redes apuestan por este método. La tendencia también es propia del sector del juego digital, donde aparece de formas diferentes y poco comunes hasta hace algunas décadas. En este artículo, analizaremos las tendencias crecientes en el momento de usar dinero real.
Ya desde el inicio de los pasatiempos en las máquinas de arcade o las tragamonedas en locales físicos especializados, el mecanismo se activaba si se introducía una moneda. Cuando las opciones de ocio entraron en los hogares mediante las videoconsolas o las computadoras, el jugador debía dirigirse a una tienda y adquirir un título físico, normalmente en forma de disco, que introducía en un lector y permitía su instalación. Esto, que nos ha acompañado durante muchos años, ha cambiado.
Actualmente, las compras ya no requieren de desplazamiento ni de un profesional que atienda. La mayoría de las plataformas y marcas disponen de sus propios sistemas para captar la atención, con bibliotecas con miles de opciones y en las que aquellas que no se encuentran de forma gratuita se adquieren en un solo clic mediante los sistemas de pago digitales actuales. Google Play o App Store son dos de los más conocidos para aparatos de pequeña pantalla como celulares, pero también hay firmas como Steam, PlayStation o Xbox.
Otros sistemas normalizados
En el mercado también podemos encontrar juegos que a lo largo de la partida necesitan cierto desembolso. Un ejemplo de lo mencionado son los encuentros o torneos de póker online con dinero real con varias opciones de depósito, pues no solamente contemplan las clásicas tarjetas de crédito y débito, sino que también se abren a métodos como pasarelas de pago o billeteras virtuales. Además, en este caso, la experiencia se puede vivir en cualquier pantalla, ya sea a través del navegador o la aplicación.
Una tendencia que ha ido creciendo y que se deja ver en títulos como el Fortnite o PUBG son los micropagos. Aunque aparecen de forma gratuita, como muestra la categorización inglesa de ‘free-to-play’, invitan al jugador a realizar desembolsos con distintas finalidades. Estos son de pequeñas cantidades y sirven para desbloquear objetos que ofrecen ventajas competitivas, potenciar experiencias accediendo a lugares de forma más rápida o mejorar la estética del avatar que ven los rivales.
Como alternativa a estas microtransacciones y la adquisición directa de algunos títulos, encontramos los anuncios. Esto sucede, sobre todo, en aquellas aplicaciones de juego para culares. En resumidas cuentas, como que el usuario no abona una cantidad de dinero por ese producto, lo hace una marca en busca de notoriedad a través de la publicidad. Esto hace que aumente su visibilidad y, en caso de que los internautas no deseen consumirlo, siempre pueden decantarse por pagar y sacar los reclamos.
En los tiempos actuales, sobre todo en el mundo de las videoconsolas, cada vez son más las compañías que cobran una tarifa mensual a los jugadores para que estos puedan realizar sus partidas online con total garantía. A su vez, este método de suscripción también puede repercutir en disfrutar de la gratuidad de algunos títulos durante un tiempo limitado. En cierta manera, se trata de una forma de replicar aquello que hace algunas décadas ya pusieron de moda, demostrando que funciona, plataformas de streaming como Netflix o Disney Plus.
Los juegos NFT, la gran novedad
Desde hace algún tiempo, en el mundo del celular, está a la orden del día el concepto de juegos NFT. Estas siglas responden a la traducción de tokens no fungibles y se trata de títulos donde los elementos que aparecen en pantalla tienen un valor monetario en el mundo real: pueden ser los propios personajes, las armas, las edificaciones o los objetos. A medida que se avanza en la aventura, se van consiguiendo más y estos son únicos y pueden comercializarse siempre que alguien los quiera adquirir. Axie Infinity y Thetan Arena son los dos más conocidos.