Cuando hablamos de productividad, lo primero que hacemos es poner el foco en el colaborador. Es decir, pensamos en el trabajador o empleado de la empresa. Pero ¿será esto correcto? Porque muchos de los problemas de una empresa que afectan la productividad, tienen que ver con su organización. De este tema nos ocupamos en esta entrega.
La falta de productividad no solo proviene de los colaboradores. Muchos de los problemas de una empresa son por los obstáculos que la propia organización crea.
@Gestionar Fácil
Quizás el hecho de que pensemos primero en el colaborador cuando nos hablan de productividad sea también algo cultural, ¿cierto?
¿Quién no ha visto situaciones en las que hay colaboradores que no se levantan de su silla, mientras que otros son ¡los reyes de la máquina del café! Son hechos obvios y a la vista de todos. Pero existen otros que no lo son, porque su origen está en la organización y en el empresario.
En esta oportunidad, como ya indicamos, nos centramos en los problemas de una empresa que pueden afectar la productividad. Así que esta entrega te puede ser muy útil para revisar tu mipyme y asegurar que no estés colocando obstáculos al equipo.
Y para abordar los problemas típicos en una empresa, nos apoyaremos en parte, en Stephen Covey. En su libro sobre liderazgo plantea las dolencias más comunes y paralizantes de cualquier empresa.
En tal sentido, hablaremos de los 7 problemas de una empresa que debemos vigilar, para eliminar obstáculos a la eficiencia y productividad.
Problemas de una empresa que debes vigilar
Debes tener claro que no hay un orden de importancia para los problemas que comentaremos. Sin embargo, los presentaremos en un orden lógico según el área funcional involucrada.
En otras palabras, junto con la descripción del problema comentaremos qué área podría ser la responsable de mitigarlo, de acuerdo con nuestro modelo de áreas funcionales:
Problemas de una empresa. Problema número 1: falta de misión
Una dolencia importante que en muchos casos no se “detecta”, se relaciona con la falta de una “misión”. O en el caso de tenerla, con la falta de comprensión por parte del equipo. Pues no comprender la misión implica que no hay compromiso con ella.
En términos simples, la misión de una empresa es la declaración del propósito de dicha organización o negocio. La misión explica la razón por la que la empresa fue creada y lo que hace. Por otra parte, define la cultura organizacional, valores y objetivos fundamentales.
¿Qué pasa si lo colaboradores no conocen el propósito de la empresa? Además, si no la conocen, ¡es imposible que se comprometan!
Revisemos este ejemplo. Southwest Airlines declara la siguiente misión: dedicarse a dar la mayor calidad de servicio al cliente, entregada con un sentido de calidez, amistad, orgullo personal y espíritu empresarial.
Southwest Airlines
Si lo pensamos bien, en esta declaración hay un propósito que crea un “mundo” y una forma de hacer las cosas en la empresa. Sin duda, el equipo tendrá en ella una guía para la acción.
El área funcional que nos exige tener una misión declarada y socializada es Dirección Estratégica. Porque la misión permite responder preguntas claves como:
- ¿Para quién lo hacemos?
- ¿Cuál es la contribución principal de la empresa a los clientes?
- ¿Qué necesidades satisfacemos?
- ¿Qué valoran los clientes?
- ¿Cómo nos diferenciamos del resto?
Problema número 2: falta de visión y valores
No es extraño encontrar empresas en que no existe una visión ni valores compartidos. O simplemente, en las que no hay una comprensión ni un compromiso con ellos en todos los niveles.
Si el empresario no es capaz de plantear qué quiere lograr con la empresa en el futuro, será difícil trazar un camino y saber hacia dónde dirigir el esfuerzo. Por otro lado, debemos recordar que la visión no es algo estático porque una empresa es un «organismo vivo».
Por lo tanto, ¿cómo gestionamos si no sabemos para dónde vamos? Así como la misión es materia del área Dirección Estratégica, la visión y los valores también lo son.
Toda empresa debe considerar el desarrollo del área en las etapas tempranas, para guiar su actividad con claridad. Es un tema en el que deben participar todos los involucrados con la organización.
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Problemas de una empresa. Problema número 3: falta de alineación
Es claro que una organización exitosa alinea sus elementos clave para mejorar la productividad. Pero cuando ese alineamiento es deficiente, aparece el desperdicio y no se logran los objetivos de las áreas ni de la empresa (o se logran parcialmente).
Por ejemplo, si la calidad es un valor, la estructura organizacional debe facilitar que tanto en los procesos como en los productos/servicios, se apliquen estándares. Otro caso podría ser el valor “confianza”. Si el empresario se niega a delegar en los colaboradores, ¿acaso no contradice el valor confianza? ¿Puede el empresario resolverlo todo?
En este sentido, debe existir coherencia entre lo declarado en la misión y los valores, con la estructura organizacional y con los objetivos estratégicos que se definan.
Problema número 4: estilo del liderazgo incongruente
Sin duda, existen empresas que crecen con un estilo y filosofía poco consistentes con la visión y con los valores compartidos. Es decir, el estilo del liderazgo muestra incoherencia con la misión, visión y valores declarados. Esto crea, sin duda, incertidumbre en el equipo. Por lo tanto es un obstáculo para la productividad.
En este sentido, ¿qué es lo ideal en una mipyme? Pues que el empresario y los supervisores tomen las decisiones de manera oportuna, incorporando a los colaboradores idóneos cuando corresponda.
Además, para asegurar la fluidez en la ejecución de actividades, la empresa debe contar con un esquema de delegación. Es decir, debe existir claridad sobre cómo se delegan las decisiones en las áreas, de acuerdo con las funciones que les compete a cada una.
Problemas de una empresa. Problema número 5: malas prácticas
Es común en organizaciones que no controlan el caos, que los colaboradores realicen sus tareas como mejor pueden. Algunos tendrán más competencias que otros, pero todo dependerá de su motivación y compromiso.
Por lo tanto, mientras la empresa crece se van generalizando malas prácticas. En muchos casos porque, además, el empresario y los responsables de las áreas funcionales carecen de las habilidades necesarias.
En consecuencia, si bien la empresa logra producir y vender, es claro que lo hace con un coste elevado. Asimismo, valores como la calidad y la satisfacción del cliente no están garantizados.
La experiencia nos dice que hay empresas en que de cara al “mundo exterior” muestran niveles altos de organización. Pero la realidad es que por dentro hay una situación caótica.
Entonces nos preguntamos, ¿cómo pueden tener un producto o servicio de “calidad” así? Una respuesta es, porque tienen colaboradores héroes. Hacen esfuerzos extraordinarios para obtener un resultado, pero a un coste mayor. Y cuando estos héroes se cansan y se marchan, viene la debacle.
Por lo tanto, una empresa debe implementar buenas prácticas. Y esto lo puede hacer – quizás es la única forma – desarrollando las competencias de los colaboradores en dos niveles, tarea propia del área de talento humano:
- Desarrollo de competencias técnicas individuales.
- Desarrollo de competencias sociales o blandas.
Problema número 6: pobre comunicación
Uno de los problemas que obstaculizan la productividad es la mala comunicación. Esto puede venir de la mano, en parte, por la poca confianza, provocando bloqueos en la organización. Bloqueos de comunicación.
En tal sentido, si la comunicación en la empresa no es buena, ¿cómo pueden abordarse y solucionarse los problemas? Es claro que una mala comunicación conlleva a escasa colaboración en el trabajo en equipo.
Cuando el empresario dedica esfuerzo a mejorar las competencias sociales de sus colaboradores, y las suyas propias, una de las habilidades que mejoran es la comunicación. Esto incluye la escucha activa, la empatía, la capacidad de transmitir ideas de forma clara, etc.
Un área clave en toda empresa exitosa es la gestión de la información y de la comunicación. Al respecto, puedes consultar diversas entregas en este blog.
Problemas de una empresa. Problema número 7: falta de integridad
Y por último, tenemos un problema crítico: la falta de integridad. Este constituye un problema que refleja que no hay correlación entre lo que se piensa, lo que se dice, lo que se hace, lo que se cree…
Si enumeramos las crisis de reputación más conocidas de los últimos años que han involucrado corporaciones reconocidas alrededor de mundo, veremos un denominador común: “el origen de todas ellas son fallas de integridad”.
Dos ejemplos que seguro conoces son los siguientes:
- Dice fabricar autos diésel que tienen la mejor performance para reducir emisiones contaminantes y cuidar el medio ambiente. Pero, en realidad, ¡inventó un dispositivo para adulterar las mediciones y engañar así a los reguladores!
- Tiene por años la mejor reputación como banco. En particular, en su rama minorista. Gana todos los premios… pero lo que fomenta es la creación de cuentas fraudulentas de tarjetas de crédito o de seguros, por planes de compensación e incentivos fuera de control.
Estos son 2 ejemplos de falta de integridad. Es decir, no hay correspondencia entre lo que una empresa declara (la misión, visión, valores) o aspira hacer y lo que realmente hace.
Problemas de una empresa: conclusiones
Sin duda, los problemas de una empresa que debemos vigilar son muchos y cada empresario sabrá priorizarlos. El punto es que lo hay de diversos tipos. Es decir, los que saltan a la vista y los que están ocultos.
Por ejemplo, para un empresario sin experiencia la pobre comunicación puede no ser detectada de manera fácil. Solo con el tiempo lo reconocerá como un obstáculo para la productividad y el desempeño, en general, del equipo.
@Gestionar Fácil
También suele ocurrir que la misión y visión se dejen a un lado o simplemente se olviden. Hay mipymes que llevan un ritmo acelerado, lo que hace que el equipo esté centrado en el día a día. Lo que va dejando de lado aspectos como el por qué la empresa existe. Luego, con el tiempo, la organización puede estar apuntando a propósitos muy diferentes a los originales.
Para finalizar, queremos dejar algunas preguntas para la reflexión:
- En primer lugar, ¿cómo logramos que nuestros colaboradores estén comprometidos con la misión, visión y valores…?
- En segundo lugar, ¿cómo podemos enfocarnos en crear una cultura caracterizada por el cambio y la flexibilidad?
- Además, ¿de qué manera podemos fomentar la creatividad, el talento y la energía del equipo, sobre todo en tiempos de incertidumbre?
- Y por último, ¿cómo evidenciamos los obstáculos reales que frenan la productividad; no solo los propios de los colaboradores, sino también de la organización?
¡Muchas gracias por leernos!